¿POR QUÉ APARECEN LOS ARCOÍRIS?

Los Arcoíris tienen muchos orígenes. Viajeros y coloridos, impregnan la atmósfera con millones de imperceptibles burbujitas, que juntas dibujan en el cielo, arcos radiante de belleza. La acción de infinitos elementos que se juntan, permiten que en momentos especiales, seamos visitados por estos  increíbles regalos de la naturaleza y el universo.  Sol, viento, nubes, lluvias, azules y deseos, hacen que por alguna bella coincidencia, la inmensidad del cielo se vista de siete colores. 



Se forma por la refracción y reflexión de los rayos solares en las gotas de lluvia. El centro del arco, salvo raros casos, se encuentra en la prolongación de la posible sombra del observador. El borde exterior, de coloración brillante, es rojo y tiene un radio aproximado de 42º4'. 

La gamma de los colores se sucede por el siguiente orden, de exterior a interior: rojo, anaranjando, amarillo, verde, azul, añil y violeta y es originada por la dispersión de la luz en el agua. El borde interior (violeta) tiene un radio de 40º, por lo que con todos sus colores, tiene una anchura de unos 2 grados. Los colores del Arcoíris son los mismos que se pueden ver al hacer pasar la luz blanca a través de un prisma triangular; la luz blanca se separa formando un espectro que contiene todos los colores del Arco Iris.


Los Arcoíris nacen por diferentes motivos y existen muchas creencias para su aparición. Tradicionalmente ha sido un símbolo de paz,  amor, o bendiciones llegadas del cielo, buen anuncio de salud y prosperidad, y que en los sitios donde el arco toca la tierra está la felicidad, la fuente de la juventud y grandes tesoros. Para los Cristianos es una promesa de Dios, para los culturas originarias australianas, la serpiente arco iris es el creador y para los Chinos es una abertura al cielo sellado por la diosa Nüwa, con piedras de colores, y lo consideraban el arco iris como signo de la unión de yin y yang, y que no había que señalarlo con el dedo.

En el imperio Inca se relacionaba con el Sol sagrado y los reyes incas lo llevaban en su escudo de insignias. En Europa se relaciona con el anuncio de futuras riquezas o del hallazgo de un tesoro allí donde el arco iris toca la tierra. Entre los celtas era un símbolo mágico dispensador de tesoros y riquezas. Los leprechson o duendes zapateros eran los encargados de esconder y guardar celosamente bajo uno de sus extremos calderos de oro y monedas, donde sólo el hombre valeroso, el héroe, aquel que superaba todas las pruebas que los duendes le ponían, podía llegar hasta el extremo del Arco Iris y obtener sus riquezas.


Cuando dos países del mundo antiguo, después de una larga guerra, alcanzaban la paz; el rey de cada pueblo colocaba en el techo de la sala del trono su arco de batalla, simbolizando que ambas naciones habían llegado a la paz. Cuando se veía el arco iris en el cielo creían que era el arco de sus dioses que colgaban también su arco en las nubes y establecían la paz definitiva con su pueblo y con la Humanidad entera, poniendo en alianza al cielo con la tierra.


Para los pueblos nórdicos el Arco Iris, el Bifrost (Camino luminoso o vibrante), representaba el enlace de la Tierra, habitada por los seres del mundo inferior, y la morada de los Seres Superiores, Elfos, Héroes y Dioses. Estos construyeron el Arco Iris como puente entre Asgard y Midgard que cruzaban a diario para llegar al pozo de Wyrd, donde se reunían para impartir justicia entre los hombres; así hacían todos los Dioses excepto Thor, que debía cruzar a pie, ya que el trueno y el relámpago que acompañan a su carro podrían altear el delicado equilibrio del Bifrost que tenía un guardián llamado, Heimdall.  También era utilizado como puente por las Walkyrias, vírgenes guerreras e hijas predilectas de Odín, para descender a la Tierra montadas en sus caballos alados, en dirección a los campos de batalla, de donde volvían de nuevo al Walhalla siguiendo la senda del Arco Iris, llevando con ellas el alma de los guerreros muertos con honor en la batallas.

En los tibetanos el Arco Iris es siempre un signo positivo, y en muchas leyendas suele aparecer en el momento de la muerte de un lama, un yogui o un ser realizado espiritualmente. El Arco Iris se percibe, se ve, pero es imposible tocarlo, tal como sucede con lo real. 

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