¿QUÉ VEMOS CUANDO VEMOS?



Cuando vemos los objetos en realidad estamos viendo la luz que emiten o reflejan. La capacidad de interpretar nuestro entorno gracias a los rayos de luz que alcanzan el ojo se llama visión. El sentido de la vista es una de las principales capacidades sensoriales humanas y animales Las partículas de luz llamadas fotones, alcanzan nuestros ojos en forma de ondas, las que llegan primeramente a la pupila, para después seguir al cristalino, y entrar luego en contacto con la retina, donde son convertidos en impulsos eléctricos, gracias a un conjunto de células especializadas llamadas conos y bastones. Luego, esos impulsos eléctricos son transmitidos por el nervio óptico hacia el cerebro, donde son procesados en diversas áreas que “sintetizan” toda la información otorgando color, forma, significado, distancia, permanencia, relación, reacción, y una serie de procesos realmente sorprendentes.



Las imágenes captadas por el ojo izquierdo llegan al hemisferio derecho del cerebro; las captadas por el ojo derecho llegan al hemisferio izquierdo. El cerebro elabora la imagen definitiva, “corrigiendo” la imagen que se forma, ya que ésta es “capturada” invertidamente en la retina, -arriba es abajo, derecha es izquierda-, utilizando para ello el centro visual situado en el hemisferio izquierdo del cerebro y en su zona posterior. Esta imagen es estereoscópica (en relieve) gracias a que nuestra visión es binocular (dos ojos), permitiendo estimar distancias.




La luz entra en el ojo por la pupila, el cristalino enfoca las imágenes y la proyecta nítidamente en la retina, la que recibe la imagen y la transforma en señales nerviosas. El diámetro de la pupila varía según la intensidad de la luz. El iris es una membrana discoidal de color variable que posee músculos para regular el tamaño de la pupila. De día, o en una habitación muy iluminada, las pupilas están más cerradas, evitando que la luz nos encandile. En cambio, en la oscuridad o por la  noche, las pupilas están más abiertas, para que entre el máximo de luz. El cristalino se abomba para enfocar las imágenes cercanas y se aplana para enfocar las más lejanas, esto se logra gracias de diminutos músculos que están anclados a sus paredes.


Las células de la retina son sensibles a la luz, y transforman la información luminosa en impulsos nerviosos. Los bastones captan luces y sombras, y los conos, los colores. Los conos funcionan menos si hay poca luz, por lo que de noche es difícil distinguir colores. Ambos tipos de células están conectados a neuronas, cuyos axones forman el nervio óptico.  El nervio óptico transmite la información. Hay dos nervios ópticos, uno por cada ojo.


Los ojos de muchas especies perciben longitudes de onda diferentes de las del espectro visible del ojo humano. Por ejemplo, muchos insectos, tales como las abejas pueden ver la luz ultravioleta que es útil para encontrar el néctar en las flores. Por esta razón, los éxitos reproductivos de las especies de plantas cuyos ciclos de vida están vinculados con la polinización de los insectos, dependen de que produzcan emisión ultravioleta, más bien que del colorido aparente a los ojos humanos.


Se le llama un espectro visible a la región del espectro electromagnético que el ojo humano es capaz de percibir en un rango de longitudes de onda se le llama luz visible o simplemente luz.  Según algunos investigadores, la visión humana es el ejemplo perfecto para explicar la modularidad de nuestro cerebro: es decir, que cada parte de nuestro cerebro tiene funciones exclusivas. Se sabe que en el acto de ver están implicados diversos centros o módulos cerebrales, cada uno de ellos encargado de un aspecto. Por ello, mirar algo no es copiarlo tal cual en el cerebro, si no que los distintos mensajes visuales se distribuyen en diferentes áreas cerebrales para su elaboración.

Se conoce que las áreas del cerebro implicadas en la visión están distribuidas en:
Área primaria, de la cual parte la información que se distribuye a las áreas:
Área de facilitador general del flujo de información visual.
Área del reconocimiento del movimiento y de las formas en general.
Área del color.
Área de los movimientos en general.

Si las Áreas no estuvieran integradas podríamos por ejemplo reconocer la forma, pero no el significado de lo que ve, o también podríamos no reconocer el color y ver solo en diferentes tonos grises, o incluso borrar el color del presente, del futuro, y también del pasado. Podríamos ver imágenes pero no los  movimientos, apareciendo una serie de instantáneas que cambian de posición sin continuidad permanente. Algo así le sucede al protagonista de la película Matrix, que logra ver imágenes y movimientos como en otro tiempo…


La luz puede poseer propiedades de partícula y al mismo tiempo propiedades ondulatorias; esto quiere decir que según la situación puede comportarse como una partícula o como una onda. La parte de luz visible, compuesta por la radiación electromagnética que puede ser percibida por nuestros ojos, ocupa una pequeña franja en el centro del espectro electromagnético, y está compuesta por todos los diferentes colores que podemos apreciar normalmente en un arcoíris. Cada uno de los colores que vemos corresponde al mismo fenómeno, la radiación electromagnética, y lo único que varía es la longitud de las ondas con las que se manifiestan. Las longitudes de onda más amplias (ondas más separadas) se aproximan al color rojo y las longitudes de onda más cortas se acercan al violeta.


En todo momento a nuestro alrededor hay una increíble cantidad de radiación electromagnética, en forma de ondas y partículas que no podemos ver, todas oscilando y rebotando de un lado a otro, de la misma forma que lo hace la luz, solo que invisible a nuestros ojos. Según el físico Richard Feynman “…todas estas cosas son las mismas clases de onda, exactamente las mismas ondas, sólo que más cortas y rápidas, o más largas y lentas; son exactamente la misma cosa, un área de movimientos irregulares de campos eléctricos, de vibraciones, que contiene una tremenda cantidad de información y está todo realmente allí.” El ojo es un órgano que detecta la luz siendo la base del sentido de la vista. Se compone de un sistema sensible a los cambios de luz, capaz de transformar éstos en impulsos eléctricos. Los ojos más sencillos no hacen más que detectar si los alrededores están iluminados u oscuros. Los más complejos sirven para proporcionar el sentido de la vista.

Las partes del ojo son esenciales para la existencia humana porque gracias a ellas captamos, percibimos y encontramos lo que se llama las imágenes percibidas por este sistema. En la mayoría de los vertebrados y algunos moluscos, el ojo funciona proyectando imágenes a una retina sensible a la luz, donde se detecta y se transmite una señal correspondiente a través del nervio óptico. El ojo por lo general es aproximadamente esférico. Para que los rayos de luz se puedan enfocar, se deben refractar. La cantidad de refracción requerida depende de la distancia del objeto que se ve. Un objeto distante requerirá menos refracción que uno más cercano. La mayor parte de la refracción ocurre en la córnea, que tiene una curvatura fija. El resto de la refracción requerida se da en el cristalino. Al envejecer, el ser humano va perdiendo esta capacidad de ajustar el enfoque, deficiencia conocida como presbicia o vista cansada.


El ojo recibe los estímulos de los rayos de luz procedentes del entorno y los transforman en impulsos nerviosos. Estos impulsos llegan hasta el centro cerebral de la visión, donde se descodifican y se convierten en imágenes. La vista es uno de los cinco sentidos que nos permiten comprender el mundo que nos rodea y desenvolvernos en él. La pupila es el diafragma del ojo. Los músculos del músculo ciliar que tienen forma circular y de radio, la abren o la cierran en función de la luminosidad.

Otras partes fundamentales del ojo comprenden entre otras los, párpados, conjuntiva, lagrimal, músculos del ojo, pestañas y las cejas. Es muy importante tener cuidado con nuestro sentido de la vista, sobre todo por que en ocasiones abusamos de su capacidad y función.

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